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Este año 2015 ha sido duro y largo para Vero y Luis. Las ganas de descansar haciendo lo que mas les gusta, descubrir nuevos lugares, les hace recordar las pedaladas por el país galo en anteriores ocasiones. La región de Normandía o La Bretaña son las dudas que les recorrían la cabeza…
NOS VAMOS A LA BRETAÑA FRANCESA!!! Disfrutar de un nuevo lugar con las libertades y comodidades que ofrece francia para un viaje en alforjas es, para nosotros, las vacaciones perfectas!!! Región muy conocida por los parisinos para hacer de sus vacaciones en familia una experiencia inolvidable para los más pequeños y para los mayores. Y es que La Bretaña tiene una extensa red de carriles bici junto a canales y por antiguas vías de ferrocarril (caminos llanos y de tierra 100% ciclables) que te permiten disfrutar de unos días cual quiera que sea tu forma física.
Elegimos como campamento base la ciudad de Nantes donde dejaremos la furgoneta durante nuestros días por la región. Bicis preparadas!! a los pocos kilómetros entramos en la red de carriles bicis de la Bretaña, vías ciclables que no abandonaremos en todo el viaje.
La primera parte del viaje discurrirá siguiendo el largo canal que une Nantes con la ciudad costera de Brest. La bretaña es muy extensa y si quieres hacer un recorrido circular necesitarás de 12-15 días para poderlo llevar a cabo. En nuestro caso que disponemos de una semana no llegaremos a la punta Oeste (Brest) y a mitad de camino, en Ploërmel cambiaremos de vía por una en dirección Norte hacia Saint-Malo.
La ruta transcurre, junto a un canal navegable, por un camino de tierra de buen piso con un gran tráfico de bicicletas con alforjas, carros, niños, bebes,… todo tipo de sistemas para viajar en este vehículo de dos ruedas . El tiempo no puede se mejor en esta zona y es que el sol nos acompaña en la casi totalidad del viaje!
La monotonía del camino se reduce con los múltiples esclusas dispuestas para las embarcaciones que lo transitan. Un bonito sistema de compuertas y llenado de piscinas de flotabilidad con la que sin gran esfuerzo los barcos pueden salvar los desniveles que se encuentran por la ruta. Estos lugares están llenos de encanto, las casas del guarda cuidadosamente adornada, zonas de recreo y merenderos de madera y piedra que te obligan a ralentizar el paso para conseguir disfrutar de sus colores y formas.
A nuestro paso por Blain encontramos en el mapa un bosque junto a nuestro camino, Le Bois du Grave. Hay que dejar el camino indicado para comprobar si tiene o no árboles, bueno por poner una escusa para perdernos jeje. Sin duda acertamos!!! un gran bosque llano con gran cantidad de caminos por lo que perderse. De repente vemos un karting, nos miramos, nos reímos y damos media vuelta. “2 billetes por favor!!” la primera vez que Kika montaba en un kart y sufrió una gran derrota. Luis sabe de sobra que será la única vez que llegue por delante ya que ahora Kika ya sabe que los karts no vuelcan así que irá rápido y sin frenos en la próxima!!!
Llegamos a Ploërmel donde los cruces de vías ciclistas locales y regionales obligan a realizar una señalización como la de las autovías. Con un poco de suerte encontramos nuestro cruce de caminos a la primera y nuestras alforjas ya se dirigen hacia el Norte.
Cambiamos el canal por las antiguas vías de ferrocarril (las llamadas vías verdes), las grandes llanuras por las zonas boscosas y los días soleados por los nublados. No sabríamos si decir que se trataba de un lugar más bonito que el anterior, cada uno tenía su encanto jeje.
El camino tiene pequeños desniveles fácilmente salvables ya que a fin de cuentas las cuestas son las que hacía un tren, muy tendidas. Uno de los pueblos que más nos impactó fue Saint Léry por sus casas de piedra y serpenteo de sus calles.
Saint Malo se encuentra a la derecha de la desembocadura en el mar del río La Rance. Nuestro camino nos ha dejado en Dinard, en la otra orilla. Vemos en el mapa un único puente de paso que tiene pinta de ser una autopista no apta para bicicletas. Desde un alto comprobamos que va a ser un tramo complicado de convivencia con los vehículos en continuo atasco.
Saint Malo es una ciudad con encanto donde paramos un día para disfrutarla. Nuestro camping en un alto junto a la costa nos cobija de una gran tormenta que nos acechaba. El único día de mal tiempo nos coincide con un día de descanso, ha sido perfecto. Con las bicis recorremos los alrededores de la zona amurallada, la cual visitamos a pie. Las calles estrechas, la arquitectura y el suelo adoquinado te transportan a una época pasada que dotan al lugar de un gran encanto.
No podemos olvidarnos de la gastronomía, pilar principal para Colorful Smiles jeje. Nos damos un festín del plato típico Moules-frites (Mejillones y patatas fritas) en el camping. Aunque Luis era muy reacio a comer mejillones no le quedaron otras narices, comer o morir Luis.
Por la costa reemprendemos la marcha hacia otro de los punto clave del viaje, Le Mount Saint Michel, hervidero turístico que sólo pudimos ver desde el exterior. Vamos con la casa encima y tendríamos que ir primero a un camping donde dejar nuestras cosas para posteriormente ir a verlo. No tenemos tiempo ni es nuestra filosofía ver las cosas así y con la vista de postal abandonamos el lugar.
En estas últimas etapas de nuestro viaje sufrimos un problema mecánico importante, el flanco de una de las cubiertas de Luis se ha rajado y necesitamos con urgencia una cubierta nueva.
Solucionados los problemas mecánicos emprendemos la última etapa en bicicleta hasta Dol de Bretagne, último lugar donde dormiríamos en la tienda de campaña. Desde allí volvimos en tren hasta nuestro campamento base.
La vuelta a españa la hicimos en varios días con la furgoneta donde aprovechamos para visitar lugares como La Rochelle, ciudad costera llena de encanto que animamos a descubrir, y Angoulême.